Práctica 8
Electrolisis de una disolución de yoduro de potasio. Pila electrolítica.
En esta práctica de laboratorio
hemos realizado una experiencia sobre la electrolisis. Lo que es en realidad
una reacción redox no espontánea. Para este experimento concreto utilizaremos
una disolución 0,5M de KI. Esta
disolución se introduce en dos cubas electrolíticas y se hace pasar corriente
eléctrica continua a través de la
disolución. Esto provocará que se produzcan las reacciones de reducción y
oxidación en los electrodos.
Este proceso se realizará con dos
duraciones diferentes, para ver cómo influye que la carga eléctrica circule por
la cuba electrolítica durante más o menos tiempo.
Una vez realizadas las reacciones se
procede a recoger las nuevas disoluciones obtenidas. Con estas disoluciones
obtenidas realizaremos unas determinadas valoraciones para calcular lo que se
ha producido durante la reacción de electrolisis.
Proceso experimental
Para la realización de esta experiencia
lo primero que debemos hacer es prepara la cuba electrolítica. Para ello
debemos unir dos cubos abiertos en la parte superior y con un orificio en uno
de sus laterales. Debemos unir estos dos cubos, con una membrana semipermeable
entre ellos que se sitúe entre los dos orificios laterales, esto permitirá el
paso de los electrones a través de la membrana pero no de las disoluciones.
Como la unión tiene que ser permanente y hay que evitar que goteen se puede
utilizar, por ejemplo, celo.
Una vez dispones de la cuba,
añadimos a cada cubito 15mL de disolución KI 0,5M. Una vez hecho esto solo
tenemos que hacer pasar la corriente a través de las disoluciones. Para ello
conectamos dos barras de grafito a una fuente de corriente continua e
introducimos estas barras, que serán los electrodos, en los cubos. Se deja
pasar la corriente durante 5 minutos. Se retiran las disoluciones y cada una se
vierte en un tubo de ensayo. Posteriormente realizamos el proceso, pero esta
vez durante un tiempo de 10 minutos.
En este momento deberíamos poseer
cuatro tubos de ensayo, dos tranparentes, en los que se ha producido la
semireacción de reducción, que da lugar a OH-, y en los otros dos
tubos de un color marrón o amarillento, se ha producido la semireacción de
oxidación, dando lugar a I2.
Después de esto procederíamos a
realizar las valoraciones de los productos obtenidos en cada una de las
semireacciones. Para las disoluciones obtenidas en el proceso de reducción se
realizara una valoración ácido-base, mientras que para las disoluciones
obtenidas en el proceso de oxidación se realizara una valoración redox.
Para la valoración ácido-base
realizaremos cuatro valoraciones. Dos con los resultados de las reacciones de 5
minutos, y dos con los resultados de las reacciones de 10 minutos. Las cuatro
valoraciones se realizaran de la misma forma. Pipeteamos 6mL de disolución de
NaOH, la obtenida en el proceso de reducción, y los vertemos en un matraz
erlenmeyer, añadimos una o dos gotas de fenolftaleína y observamos el color.
Llenamos la bureta con HCl 0,05M, la cual deberíamos haber comprobado que no
gotee y que esté vacía, y la enrasamos a 0. Una vez hecho estos situamos el
matraz bajo la bureta y abrimos esta ligeramente, permitiendo que gotee.
Mientras las gotas de HCl caen en el matraz agitamos este, y cuando la
disolución cambie de color cerramos la
bureta. Anotamos el volumen de Hcl obtenido y repetimos el proceso para las
otras tres valoraciones.
Para la valoración redox se realiza
un procedimiento similar. También se
realizan 4 valoraciones, 2 para los resultados de la reacción de 5
minutos, y otras 2 para los resultados de la reacción de 10 minutos. Para
realizar la valoración de añaden 6mL de la disolución de yodo en un matraz
erlenmeyer. Se limpia la bureta y se llena con Na2S2O3
0,05M, y se enrasa a 0. En este caso no se añade ningún elemento indicador,
puesto que el I2 ya nos proporciona el color, y este nos servirá de
indicador. Se abre ligeramente la bureta y se añaden gotas lentamente al matraz
mientras éste es agitado. En cuanto la disolución cambia de color se cierra la
bureta y se anota el volumen añadido de Na2S2O3.
Se repite el proceso para las otras
3 valoraciones.
Una vez realizado todos estos pasos,
habríamos terminado la experiencia.
Fundamento Teórico
Dentro de las reacciones redox,
podemos encontrar las que se producen de manera espontánea, que sería la típica
reacción que se produce en una pila galvánica no recargable; y las reacciones
no espontáneas. Nos centraremos en estas últimas. Aunque las reacciones no se
produzcan de manera espontanea, si se puede provocar que se produzcan haciendo
circular una carga eléctrica por los reactivos, de manera simplificada, se
podría considerar la reacción opuesta a las redox espontaneas. A estas
reacciones no espontaneas se las conoce como electrolisis.
Para realizar la electrolisis los
procesos se deberán llevar a cabo en una cuba electrolítica, que consta de dos
cubetas unidas por un orificio taponado por una membrana semipermeable que
permite la circulación de cargas eléctricas, dos electrodos y una fuente de
corriente continua.
En los procesos electrolíticos las
reacciones se llevan a cabo en los electrodos. En el ánodo, electrodo positivo,
se produce la reacción de oxidación; y en el cátodo, electrodo negativo, se produce
la reacción de reducción. En una electrolisis podría haber varias especies en
disolución que reaccionasen, y su orden de reacción dependería de los
potenciales de reducción-oxidación. Para nuestro caso solo tenemos una especie.
En nuestra experiencia utilizamos
una disolución de KI, cuya electrolisis se puede representar por las siguientes
ecuaciones:
Oxidaciónà 2 I-(ac) à I2(s) + 2 e-
Reducciónà 2 H2O
+ 2 e- à H2(g) + 2 OH-(ac)
Reacción
globalà 2 I-(ac) + 2 H2O à
I2(s) + H2(g) + 2 OH-(ac)
La cantidad de producto que se forma
en los electrodos es directamente proporcional a la cantidad de carga eléctrica
que circula por las disoluciones. Por tanto a mayor intensidad de la corriente
eléctrica, más productos se formarán, puesto que carga es igual a intensidad
por tiempo. La cantidad obtenida también depende de la estequiometria de la
reacción, puesto que en nuestro caso, por cada dos moles que tenemos de I-,
obtenemos unos de I2. Esta estequiometria se relaciona también con
la intensidad eléctrica, puesto que por cada mol de electrones que circula se
transforma un mol de reactivos (1mol electrones = 96500 C).
Una vez se han producido las
reacciones pasamos a realizar las valoraciones. Para las valoraciones,
llamaremos analito a la disolución de la
que desconocemos su concentración, y valorante a la que si conocemos su
concentración.
Para la valoración ácido-base, hay
que calcular el contenido de OH- que hay en la disolución. Para ello
se utiliza un indicador de pH. Este es una especie cuyo color cambia en función
del pH del entorno en el que se
encuentra. En esta valoración será conveniente añadir un indicador de pH que
tenga su punto de viraje en torno a un pH neutro, igual a 7; puesto que
tratamos de averiguar la cantidad de OH- formados partiendo de una disolución
de pH neutro. Como tenemos que hacer que el pH disminuya hasta 7, debemos
añadir un ácido fuerte, como el HCl, que no se hidrolice para hacer más fáciles
los cálculos, hasta que se produzca el cambio de color de la disolución. Esto
nos indicara que se han añadido los suficientes iones hidronio para neutralizar
el exceso de iones hidroxilo.
Para la valoración redox se trata de
hallar la concentración de una disolución oxidante haciéndola reaccionar con
una disolución reductora, o viceversa. Es decir se realiza un proceso redox
espontanea para hallarlo. Para este caso no es necesario añadir ningún
indicador porque la disolución analito que poseemos tiene un determinado color que nos sirve de
indicador. En nuestro caso utilizaremos Na2S2O3,
como valorante. Lo añadiremos hasta que se produzca un cambio de color en la
disolución, lo que significaría que deja de haber presencia de I2(s)
que es el agente que proporciona el color a la disolución.
Conclusiones de la experiencia
En la realización de esta
práctica hemos podido comprobar cómo al hacer pasar una corriente eléctrica
por una disolución tiene lugar una reacción, que de forma natural nunca se
hubiera realizado, por tanto nos ha permitido comprobar empíricamente la
realidad de los argumentos teóricos estudiados. También hemos podido realizar
dos tipos de valoración, aunque distintas, con un procedimiento muy similar.
Tras la comprobación de los procesos
de hidrólisis, y sumando los conocimientos adquiridos en la sesión de
laboratorio en que construimos una pila galvánica; podemos entender de forma
práctica el funcionamiento de pilas y baterías. Sobre todo, ya que nos
centramos en esta sesión sobre la hidrólisis, entendemos el funcionamiento de
las baterías. En las que primero se produce una reacción redox, y tras agotarse
los reactivos, si se hace pasar una corriente eléctrica por los productos, se
consigue la hidrolización de éstos, provocando que la pila se recargue, puesto
que tras la hidrólisis volvemos a contar con los reactivos iniciales que
funcionan como pila.
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